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La empresa educativa como una start-up

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El dato...

En los últimos meses y años, hemos visto como la educación, tal y como la concebíamos, ha dado un giro de 180 grados. Sin embargo, hoy en día, muchos profesores siguen anclados en el pasado porque en sus centros educativos aún no se ha decidido apostar de una forma clara por un cambio en el modelo educativo.

Este cambio en el modelo educativo viene hoy fomentado, principalmente, por el uso de las tecnologías, que han abierto las puertas a la creatividad en las aulas. Del libro de texto en papel, en el que sólo se podían encontrar letras impresas hemos pasado a libros interactivos, en los que complementar la información es sencillo; de la clase como único espacio de aprendizaje hoy están al alcance recursos para formarse en cualquier lugar y en cualquier momento...

Los detalles...

La tecnología está entrando con calzador en las aulas. Muchas de ellas aún no cuentan ni con conexión wifi ni con dispositivos 2.0 a disposición de docentes y a alumnos. Pero, como ya comentamos por ejemplo en el post Herramientas 2.0 para involucrar a los alumnos, existen muchas alternativas gratuitas al alcance de aquel profesor que quiera saltarse las restricciones de recursos a las que le tiene sometido su centro.

Sin embargo, ni siquiera hoy en día los centros no permiten esta flexibilidad para que los profesionales puedan experimentar con nuevas herramientas para adaptarse a las necesidades de sus alumnos. Y esta decisión, que seguramente viene motivada por la falta de conocimiento de los beneficios que aportan las TICs, va en contra de uno de los sentidos de la educación: moldear las mentes de las futuras generaciones, tengan la edad que tengan.

Y para ello, el método más eficaz es dotar a los alumnos de capacidad de decisión. No se trata sólo de adaptarse a los alumnos, sino también a los profesores, para conocer qué metodologías, tecnologías y herramientas se adecuan mejor a sus necesidades.

Una opción para conseguir que este cambio se vaya dando de forma gradual en un centro de formación es tratar a su empresa educativa como si fuera unstartup, con lo que ello supone. Es decir, con un objetivo inicial, deje que sean los propios profesores y alumnos los que prueben y se equivoquen, porque de los errores también se aprende. Y juntos, tomar la decisión de qué alternativa funciona mejor para dar respuesta a sus necesidades.

En este sentido, no hay que dejarse deslumbrar por las aplicaciones o dispositivos estrellas, presentados como la solución universal para la educación. Puede que no se adapten al centro, primero hay que probar, vea cómo pueden adecuarse a las circunstancias particulares y después decidir.

Esto supone que no hay una única solución válida para todos los sectores. Hay productos que están desarrollados específicamente para el sector educativo, pero su implementación tiene que estar centrada en las necesidades del centro de formación, escuela, instituto o universidad en cuestión.

Y entonces...

Al igual que las personas son únicas, los centros educativos son cada uno diferentes, con unas circunstancias particulares a las que hay que adaptarse. Y a la hora de innovar y de llevar a estas empresas a la vanguardia del sector, no hay soluciones mágicas. Y, aunque los productos universales pueden no cumplir al 100% con los requisitos necesarios para conseguir este objetivo, sí que sirven de punto de partida para mejorar la experiencia que se ofrece a los alumnos y a los profesores. Las herramientas están en el mercado, no es necesario volver a inventar la rueda, pero sí dar una vuelta de tuerca al modo que se diseña el modelo educativo.

Referencias:

[2] Successful School Improvement: The implementation Perspective and Beyond


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