El dato...
Inmersos como estamos en un debate continuo sobre la reforma de la Ley de Educación que está impulsando el ministro de Educación, José Ignacio Wert, esta semana, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) presentaba esta semana su informe de indicadores educativos, Education at a Glance.
En él se pone de manifiesto que, si bien en España hemos realizado un gran esfuerzo en las últimas décadas por mejorar la formación y la educación de la población, aún siguen quedando retos por delante. Y estos retos, se presentan en forma de nichos de mercado que implican oportunidades de desarrollo para las empresas del sector educativo.
Los detalles...
Al igual que ocurre en otros sectores, la oferta educativa se tiene que adaptar a las necesidades de sus potenciales clientes. Y para ello, es necesario realizar un estudio interno y externo. A nivel de la propia compañía, es necesario conocer y definir cuáles son las fortalezas del centro y de su oferta, en qué aporta verdadero valor añadido y se diferencia de la competencia. Pero también es importante conocer el mercado, a quién se dirige la oferta, dónde están los clientes actuales y los potenciales y qué está haciendo la competencia.
Y, al igual que ocurre en otros sectores, de los que podemos aprender, no todos los clientes buscan ni necesitan lo mismo, y por lo tanto, tenemos que adaptar nuestra oferta y elegir aquellos a los que nos queremos dirigir. Sin embargo, esto no significa que tengamos que hacer un producto específico para ellos, sino segmentarlos, utilizando distintos criterios para agruparlos en conjuntos.
En este sentido, y partiendo del informe de la OCDE, en el sector de la educación en España se pueden identificar distintos segmentos de población en los que existen distintas oportunidad para desarrollar programas formativos específicos.
Por ejemplo, según la OCDE, sólo el 26% de los jóvenes de entre 25 y 34 años tienen segunda etapa de Educación Secundaria, es decir que han cursado el segundo curso de Bachillerato o Formación Profesional de Grado Medio, mientras que la media de los países estudiados se encuentra en el 44%. Y de este grupo, el 39% tiene Educación Terciaria (Diplomatura, Licenciatura, Grado, Máster o Doctorado).
O, por otra parte, sólo el 15% de los españoles de entre 55 y 65 años ha terminado la etapa de Educación Secundaria (un porcentaje que llega al 41% en el caso de la media de los países de la OCDE) y sólo el 19% cuenta con estudios superiores (el promedio de la OCDE es del 24%).
Además, si se tiene en cuenta que según los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) elaborado por el INE, estos dos grupos sufren en estos momentos elevadas tasas de paro (53,6% entre los jóvenes de 20 a 24 años y el 19,54% en el caso de los mayores de 55 años), las oportunidades de desarrollar productos y servicios adecuados a sus necesidades se incrementan.
La segmentación por datos demográficos como la edad es una opción, pero existen otros criterios que se pueden tomar para conocer mejor a nuestros clientes y potenciales clientes, como pueden ser las ventajas que buscan los clientes (precio, calidad, valor emocional...) o su estilo de vida (intereses, opiniones, actividades...).
Y entonces...
Las oportunidades para desarrollar un negocio educativo están ahí, pero no van a llegar solas. Es necesario conocer al cliente, saber qué es lo que quiere y desarrollar y crear la oferta educativa en función de nuestras fortalezas y el mercado. El conocimiento abrirá nuevas puertas, también para el negocio.
Referencias: