El dato...
La popularidad de la formación online oE-learning, así como de otro tipo de programas que conjugan la formación presencial y online (blended) sigue creciendo. Buena parte de este avance se debe a la mejora de las tecnologías y de las conexiones, que permiten sacar el máximo partido a este tipo de programas.
Sin embargo, la relación entre la institución académica (sea universidad, escuela de negocios o centro de formación en idiomas, entre otros) y el alumno sigue siendo la gran asignatura pendiente de este tipo de ofertas formativas. A lo largo de su corta trayectoria (si se compara con la modalidad de educación presencial), las experiencias de formación online han decepcionado a aquellos alumnos que han optado por ellas. Y es que aún hay margen para mejorar la experiencia que se tiene de este tipo de programas y son pocas las claves que hay que seguir para lograr conectar con los alumnos.
Los detalles...
Las ventajas de la formación online para el centro formativo (posibilidad de aumentar exponencialmente el número de alumnos llegando a potenciales clientes que no encuentran en la ubicación geográfica de la institución un límite) y el estudiante (mayor libertad de gestión de su tiempo y opción de un aprendizaje más personalizado) están claras. Pero, en primer lugar, ¿qué espera el alumno cuando opta por el tipo de formación online?
La flexibilidad que otorgan este tipo de programas será, con total seguridad, la respuesta que elija la mayoría de alumnos. La posibilidad de escoger el momento y el lugar en el que realizar el curso es una de las alternativas que hacen de la formación online la mejor opción para realizar cualquier tipo de programa. Pero, precisamente por esta opción también supone un importante ahorro. Si bien es cierto que esto es debido a que el precio de los programas online es inferior al de los programas presenciales, el simple hecho de ahorrar en viajes y desplazamientos ya supone una reducción de gastos importantes.
Además, para muchos estudiantes supone la posibilidad de poder realizar un curso o programa en una institución a la que, por motivos de localización, no tenían acceso. Y, por otra parte, muchos de los alumnos que ya han cursado este tipo de formación aseguran que sienten una menor presión y aumenta su motivación al ser responsables de su propio desarrollo.
A estas razones, se une el hecho de poder establecer relaciones con un mayor número de personas (tanto por parte de los profesores que imparten el curso, como por los compañeros, ya que el número de alumnos suele ser mayor en este tipo de programas que en los presenciales) y que la posibilidad de combinar la formación online con clases, talleres o sesiones presenciales.
Conociendo las motivaciones que llevan a los alumnos a optar por este tipo de formación, el centro académico sólo tiene que seguir unas sencillas pautas para conseguir ‘enganchar’ a sus alumnos (el concepto inglés de engagement).
- Mantenga el contacto. Al igual que ocurre con el aula física, la formación online tiene que contar con espacios para la discusión, el debate y análisis. Asegúrese de que todos y cada uno de los profesores fomenta la participación de los alumnos en estos espacios y contribuye a crear debates y discusiones en torno a su materia. Y desafíe a los estudiantes a prepararse las clases y participar en estos entornos.
- Disponibilidad. Todos y cada uno de los profesores tiene que estar disponible para sus alumnos y responder a sus dudas. Establecezca un horario para que se puedan realizar consultas en vivo y, cualquier comentario, email o consulta debe ser respondido en un plazo máximo de 48 horas.
- Cree grupos de trabajo. Aumentará el compromiso de los estudiantes si se establecen y diseñan determinadas tareas o prácticas que deban ser realizadas en grupo. Este tipo de prácticas permiten reducir y minimizar el aislamiento que muchos alumnos sienten al realizar este tipo de programas.
- Feedback. Los alumnos tienen que recibir retroalimentación de su evolución periódicamente. Este tipo de acciones se complica cuanto más amplio sea el grupo, por lo que, al igual que ocurre en la formación presencial, se debe contar con un número máximo pero también mínimo de estudiantes por programas.
- Relación personal. Aunque en ocasiones no se vea al alumno en persona en todo el curso, es importante desarrollar una relación personal con él. Para ello, el primer paso es conocer su perfil, y a partir de ahí llevar a cabo pequeñas acciones como enviar un mensaje de bienvenida o sugerirle artículos que puedan resultar de su interés.
Y entonces...
Éstas son sencillas pautas a seguir para poder conectar con los alumnos y convertirlos en verdaderos seguidores de nuestra institución. Se trata de no defraudar expectativas, de cumplir con la promesa de valor que se le hizo al alumno. Porque no hay que olvidar que hoy en día la formación no se acaba al salir del colegio, instituto o la universidad, continúa a lo largo de toda la vida de nuestro estudiante y generar una experiencia única puede suponer la diferencia entre que vuelvan a elegir nuestro centro para su próximo curso o que opten por la competencia.