El dato...
Al igual que ocurre en una empresa, en cualquier centro de formación los recursos son limitados. Por esta razón, a la hora de realizar cualquier inversión, y más si ésta es tecnología dada la gran variedad de opciones que existen en este ámbito, sus responsables se enfrentan a multitud de dudas. La idoneidad de la tecnología elegida, sea software o hardware, el modo de adquirirlo (por ejemplo, existe la modalidad software as a servicie -SaaS-) o la forma de financiarlo son algunas de las cuestiones que tendrá que resolver.
En España, el esfuerzo por integrar las tecnologías en las aulas ha sido considerable en los últimos años, aunque aún queda mucho camino por recorrer. Por ejemplo, en el curso 2009-2010 existían en España un total de 15.009 aulas digitales y 73.201 profesores formados para su uso (de un total de más de 300.000 docentes), según uninforme del Ministerio de Educación.
Los detalles...
Con este panorama, en la que la mayor parte de los centros educativos, principalmente los públicos, pero también privados y concertados de todos los ámbitos formativos, tendrán que hacer frente a inversión tecnológicas en el corto plazo, hay seis preocupaciones a las que se tienen que enfrentar los directores y responsables de los centros.
En primer lugar, la propia aversión al riesgo que surge a la hora de tomar cualquier decisión. Y más en el caso de inversiones tecnológicas, en las que entran en juego múltiples variables, y sobre las que el máximo decisor no suele ser experto.
En este sentido, al contar con presupuestos limitados, el hecho de tener que desplazar recursos destinados a otros fines, dificulta la toma de decisiones y se encuentra con reticencias tanto internas (claustro, principalmente) y externas (responsables públicos, padres...) que hay que mitigar.
Además, la propia cultura de la mayor parte de los centros, muy alejada de los recursos tecnológicos, que en muchos casos dificulta la adopción por los miembros de la comunidad educativa, principalmente por parte de los docentes.
En el caso de la mayor parte de los centros, y más en los casos de los centros públicos que dependen de otros organismos, se encuentran con procesos de contratación engorrosos. Es decir, la burocracia ralentiza la toma final de las decisiones.
También existen dificultades a la hora de elegir la opción más indicada para centro y la consecución del objetivo que se persigue. Además, el hecho de que no sea, en muchos casos, la posibilidad de realizar pruebas piloto, aumenta la sensación de inseguridad en estos procesos.
Sin embargo, ninguna de las dificultades comentadas anteriormente es insalvable. Un buen punto de partida es comprobar los casos de éxito existentes el sector, tanto a nivel nacional como internacional, para ver cuáles han sido las elecciones de otros centros con necesidades similares a las que se quieran desarrollar. Y, a partir de ahí, analizar las opciones de inversión que se pueden llevar a cabo.
Un caso práctico esDigital Promise, una iniciativa del Congreso de Estados Unidos para conseguir impulsar la innovación en las escuelas públicas. A través de ella, se están organizando grupos de discusión con el fin de dar respuesta a todas las dudas que surgen en este proceso a los responsables de los centros de formación.
Aunque en los últimos años, el sector educativo español ha hecho grandes esfuerzos para adaptarse a las sociedad de la información y las telecomunicaciones, aún queda un largo camino por recorrer. Las dificultades para realizar este tipo de inversiones, en un momento en el que, además, los presupuestos se reducen, se pueden salvar. Y lo importante es partir de la convicción de que destinar recursos a la tecnología no es un gasto, sino una inversión de futuro.
Referencias:
[1]Annual Report 2012. Digital Promise