El dato...
Hace unos días, en el postEnfrentarse a los miedos de invertir en tecnología hablábamos de los retos que tenía cualquier centro de formación a la hora de decidir cómo invertir sus recursos y cómo decidir qué tecnologías se adecuaban mejor a sus necesidades y las de sus alumnos. Sin embargo, a medida que la tecnología continúa creciendo en el sector, es hora de que los centros se planteen su implementación desde una visión global.
En multitud de ocasiones, esta implementación se hace de forma irregular, apostando por un número cada vez mayor de dispositivos, aplicaciones y webs en un intento de satisfacer las crecientes necesidades y expectativas de los alumnos. Sin embargo, se presta poca atención a la coordinación de las tecnologías y de su uso por parte de los estudiantes.
Los detalles...
Una vez que ha decidido hacer una apuesta decidida por la introducción de la tecnología, sea cuál sea, en el ecosistema de enseñanza, hay varias cuestiones que los centros tienen que ser capaces de responder para que su uso sea coherente.
1. ¿Qué objetivo de dominio técnico por parte de los estudiantes se pretende conseguir? ¿Se debe garantizar alcanzar un nivel de nativo digitales? ¿Sabe el centro cómo conseguir que sus estudiantes sean responsables con el uso de las tecnologías?
Estas preguntas son claves, ya que entre otras cuestiones, y más en las etapas más tempranas de la educación, una de las preocupaciones debe ser asegurar que el estudiante alcanza un nivel de escritura y lectura adecuado. Dado el uso del lenguaje que se utiliza en internet, y especialmente en algunas aplicaciones y redes sociales, hay que saber conjugar la parte técnica con las habilidades de comunicación necesarias.
2. ¿De qué manera afecta el uso de dispositivos y herramientas a las competencias y habilidades que se quieren desarrollar en los alumnos?
Una vez que se han seleccionado las competencias y habilidades, tanto técnicas como de comportamiento, es fundamental evaluar las distintas opciones tecnológicas para identificar las que se adecúan más al desempeño que queremos lograr y cómo éstas van a ayudar a los alumnos en su desarrollo. Por ejemplo, antes de dotar a un aula con iPads, debería hacerse la siguiente pregunta: ¿De qué manera estos dispositivos van a ayudar a ayudar a cumplir con los objetivos educativos? Es tan simple como parece, pero a menudo este aspecto se pasa por alto.
3. ¿Es necesario formar previamente al docente para saber utilizar las tecnologías seleccionadas?
La respuesta a esta pregunta variará en función de cada uno de los profesionales. El desarrollo profesional de cada uno de ellos debe ser diferente y hacerles una propuesta formativa diferente para cubrir sus necesidades y para que cada uno pueda desarrollar su trabajo con sus grupos de estudiantes.
4. ¿Qué información necesito tener para seguir el progreso de estas iniciativas?
En muchas ocasiones se pasa también por alto el interés que van a tener los diferentes grupos de interés (padres, miembros de la comunidad, comunidad educativa, administraciones competentes y estudiantes) en el desarrollo de la implementación de la tecnología en el centro. Es necesario tener un feedback de todos o de algunos de los grupos para saber si se está yendo por el buen camino, o por el contrario, la inversión realizada no está cubriendo las expectativas esperadas y por lo tanto, no se están alcanzando los objetivos.
Y entonces...
Antes de realizar más inversiones, los responsables de los centros de formación deben tener la respuesta a estas cuatro preguntas. El objetivo es crear un plan integral de aprendizaje para el alumno, que se producirá a través del uso de tecnologías aplicadas a la educación. La estrategia debe ser global e integrarse en el ecosistema educativo que se esté desarrollando. No se trata de adaptarse tecnológicamente por no quedarse atrás, sino de desarrollar un modelo de negocio y aprendizaje que cubra las expectativas de los alumnos y que ayude a conseguir los objetivos formativos.
Referencias:
[1] Teaching Competencies for Technology Integration in the Classroom